Los picarones, postre
peruano, porque peruano es el camote (batata) y el zapallo (auyama), como decía
Don Ricardo Palma en su libro “TRADICIONES PERUANAS”… “A las dos de la tarde la
picaronera y otros vendedores de
alimentos, atronaban con sus pregones”, un postre que es toda una tradición,
toda una costumbre de nuestro paladar peruano, tan conocido y representativo de
nuestra cultura culinaria, como podría ser el ceviche.
El pintor Pancho Fierro muestra
su existencia en acuarelas de 1807, y Don Ricardo Palma describe
los pregones en sus Tradiciones Peruanas publicadas en
1883.
A las seis de la
mañana pasaba la lechera.
A las siete en punto
la tisanera y la chichera de terranova.
A las ocho, ni un minuto más, ni un minuto menos, el bizcochero y la vendedora de leche-vinagre, que gritaba: ¡A la cuajadita!
A las nueve, hora de Canónigos, la vendedora de Zanguito de ñanjú y choncholíes.
A las diez la tamalera.
A las once pasaban la melonera y la mulata de convento vendiendo Ranfañote, cocada, bocado de Rey, Chancaquitas de cancha y de maní y frejoles colados.
A las doce aparecían el frutero de canasta llena y el proveedor de empanaditas de picadillo.
La una era indefectiblemente señalada por el vendedor de ante con ante, la arrocera y el alfajorero.
A las dos de la tarde, la picaronera, el humitero, y el de la rica causa de Trujillo.
A las tres el melcochero, la turronera y el anticuchero.
A las cuatro gritaban la picantera y el de la piñita de nuez.
A las cinco chillaban el jazminero, el de las karamanducas y el vendedor de flores de trapo que gritaba: "jardín, jardín, muchacha... ¿No hueles?"
A las seis canturreaban el raicero y el galletero.
A las siete pregonaban el caramelero, la mazamorrera y la champucera.
A las ocho, ni un minuto más, ni un minuto menos, el bizcochero y la vendedora de leche-vinagre, que gritaba: ¡A la cuajadita!
A las nueve, hora de Canónigos, la vendedora de Zanguito de ñanjú y choncholíes.
A las diez la tamalera.
A las once pasaban la melonera y la mulata de convento vendiendo Ranfañote, cocada, bocado de Rey, Chancaquitas de cancha y de maní y frejoles colados.
A las doce aparecían el frutero de canasta llena y el proveedor de empanaditas de picadillo.
La una era indefectiblemente señalada por el vendedor de ante con ante, la arrocera y el alfajorero.
A las dos de la tarde, la picaronera, el humitero, y el de la rica causa de Trujillo.
A las tres el melcochero, la turronera y el anticuchero.
A las cuatro gritaban la picantera y el de la piñita de nuez.
A las cinco chillaban el jazminero, el de las karamanducas y el vendedor de flores de trapo que gritaba: "jardín, jardín, muchacha... ¿No hueles?"
A las seis canturreaban el raicero y el galletero.
A las siete pregonaban el caramelero, la mazamorrera y la champucera.
A las ocho, el
heladero y el barquillero.
Este plato tiene
sus orígenes en los tiempos del Virreinato del Perú, es una adaptación de los buñuelos españoles
que consumían los conquistadores y que tenían influencia morisca. La receta fue
pasando con el tiempo a las cocineras negras y mulatas, que lo expandieron no
sólo como alimento popular y objeto de mercancía (a través de la figura del
pregón), sino como dulce preferido de las casas señoriales. El aporte indígena
está en el uso del camote y el zapallo, que se fueron combinando con los
ingredientes introducidos por los españoles, como la harina de trigo y el
azúcar en forma de panes de chancaca (conocida como "panela" en otros
países hispanoamericanos). Los picarones eran ofrecidos durante las procesiones
religiosas, principalmente la del Señor de los Milagros en Lima. Desde el siglo XVIII
las y los pregoneros mestizos, mulatos y negros los han preparado y ofrecido
junto a otros manjares como las mazamorras (morada, "de cochino"),
los turrones, el "champús", la "revolución caliente", o los
anticuchos y los choncholíes.
La receta de los picarones de las monjas clarisas es ésta: “Se
pondrá a cocinar juntos, 1 tira de zapallo que pese 1 libra, igual de camote,
ambos pelados; cuando estén cocidos se amasan bien. Estando ya fría esta masa
se le mezclará más o menos 3 libras de harina de trigo, un poquito de anís, un
poquito de sal y 1 vaso de chicha fuerte que no esté agria... todo esto reunido
se bate bien con las manos hasta que la masa no se pegue en ellas, entonces se
cubre con un paño limpio y se deja reposar 3 horas, después se fríen a
cucharadas en manteca bien caliente. Se sirven con almíbar flojo o con miel de
chancaca” (“El Perú y sus manjares...”).
RECETA
500 gramos de harina de trigo.
-25 gramos de levadura fresca.
-250 gramos de zapallo macre.
-250 gramos de camote (batata) amarillo.
-1 cucharada de anís.
-2 cucharadas de azúcar (blanca o morena).
-Canela al gusto.
-½ litro de miel de chancaca
-25 gramos de levadura fresca.
-250 gramos de zapallo macre.
-250 gramos de camote (batata) amarillo.
-1 cucharada de anís.
-2 cucharadas de azúcar (blanca o morena).
-Canela al gusto.
-½ litro de miel de chancaca
-aceite vegetal
No hay comentarios:
Publicar un comentario